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sábado, 19 de noviembre de 2016

¡Bienvenidos a la fiesta del té!



«—Hm, ¿qué es eso que se divisa en el horizonte? Parecen exploradores, ¿no cree usted, Sombrero?
El Sombrero Loco observó al gato arqueando las cejas. El animal estaba sonriendo, como siempre, mostrando una escalofriante hilera de dientes torcidos. Suspiró y se fijó en lo que Cheshire quería decirle.
—Sí, amigo, creo que son exploradores; deben de haber aterrizado en el País de las Maravillas. ¿Por qué no vas a darles la bienvenida?
El Gato Cheshire amplió, aún más si cabe, su enorme sonrisa. Con un chasquido desapareció, dejando solo al pobre Sombrero Loco.

🎇🎇🎇🎇🎇

El animal apareció frente a aquel grupo de humanos rápidamente. Su pelaje rayado se estremeció al notar el cambio de temperatura; aquella llanura era mucho más fría que El Jardín, allí donde había dejado al Sombrero Loco. Los recién llegados retrocedieron, asustados, contemplando al gato con desconfianza.
—¡No temáis, amigos míos! dijo este, tranquilizándolos—. Estoy aquí para guiar vuestra visita al País de las Maravillas; solo los más valientes se atreven a entrar. Aquí vais a encontrar peculiares personajes e historias fantásticas que todavía no han sido descubiertas, ¿me acompañáis?

Y, como bien dijo el Gato Cheshire, solo los más atrevidos lo siguieron por las profundidades de aquel lugar de locos, sin saber que iban a sumergirse en excitantes aventuras y conocer a nuevas personas. Tenían que darse prisa, no obstante, si querían llegar a tiempo para la fiesta del té.

Y tú, querido explorador, ¿te atreves a adentrarte en el País de las Maravillas?»
 
 

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